La recién clausurada Feria de Arte Contemporáneo, ARCO,celebrada entre los días 25 de febrero al 1 de marzo, cierra su 34ª edición, siendo una de las mejores ediciones de los últimos años. Si bien, menos estridente, o mejor dicho, menos ‘explosiva’ que otros años, ARCO tiene eso que solo ocurre allí, la posibilidad de adquirir un vaso medio lleno por 20.000 euros, o un mandala en cuya sensual composición se encuentra ropa interior femenina ‘post- nochevieja’ de color rojo, por 38.000 euros, para lo que hay que tener una amplitud de miras, cuanto menos abierta.

Pero como siempre, aquí no estamos para cuestionar la producción artística, dejando atrás los sensacionalismos, ARCO trasciende los muros de lo políticamente incorrecto, para ser la celebración del arte en mayúsculas, porque, ¿qué es un país sin su cultura?
Para su éxito ha sido figura vital la participación de Colombia como País de Honor invitado a la feria, el vínculo con latinoamérica era uno de los deberes pendientes de la feria, que este año contó con 218 galerias participantes, de las cuales, muestran obras 47 galerias de 10 paises y específicamente, 10 pertenecen a #ARCOCOLOMBIA.
El arte latinoamericano guarda los clichés y los viejos fantasmas para mostrarnos unas piezas que refuerzan la regeneración cultural, en una edición poco o nada incendiaria, el arte con voluntad reivindicativa, ha pasado de puntillas esta vez. Al fin y al cabo se trata de eso, de comerciar, de una feria.

Carlos Urroz, el director de la feria cuenta: «ARCO es un termómetro y cuando se vende aquí, luego se continúa vendiendo. Si ARCO es bueno, el año suele ser bueno»
SKFANDRA estuvo allí y lo que os contamos es una deriva por los espacios, en los que atraídos como luciérnagas a la luz, os traemos los destellos de lo que nos conmovió.

Nuevas estelas de lo que en 1917 fuese la base sobre la que se erige el arte contemporáneo, el Ready Made de Marcel Duchamp, en los que nuevamente parece renacer el encuentro entre el objeto y el autor.



La luz, eso que hace visible los objetos, necesaria para las sombras, imprescindible para el día a día, imprescindible para poder por ejemplo, notar que algo fuera de los ritmos de lo común está sucediendo en esta obra aún en proceso.
Si uno se acerca mucho a la obra, puede empezar a apreciar la labor creativa, que se traduce en constelaciones donde cambiar meticulosamente los frutos, es el valor de la misma, hasta que de repente, el autor dice, basta! , es lo que buscaba, y proporciona un halo de cautela cuando pasamos a su lado, como si nuestro andar pudiera romper ese orden casi ancestral.




Esta edición también se ha apuntado el gigante empresarial ZARA HOME, con un espacio Vip cuidadosamente decorado como si de un bosque animado, más propio de los cuentos, de la mano del reconocido florista Thierry Boutemy, donde las flores rebosan por todo el espacio.

De la mano de ARTSY pudimos ver la actuación de Andrés Jaque en el Pabellón de Barcelona de Mies Van der Rohe.

Paseos en los que no sólo tenemos una mirada, necesitamos muchas miradas, y en una de ellas, aparecen ladridos, ¿o quizás solo sean zapatos? que más da, nos tiene atrapados.
«¿No es la vida sólo una serie de imágenes que cambian a medida que se repiten?» Andy Warhol



Obras que crean atmósferas y situaciones, que nos obliga a asomarnos, a jugar. Obras que dejan un hueco para que sigamos imaginando lo que sucede en ellas, nos susurran, les preguntamos, quizás nunca respondan, y sólo interpretemos sus matices.



Sin los denostados cuadros de paisajes, sin la tempestad de Turner, o la luz de Sorolla en esta feria, se da paso (o nosotros queremos verlo) a lo banal, a lo espontáneo, capaz de inspirar, que por supuesto, lograr más de lo esperado.



Otras obras parecen devolvernos la mirada, apretamos el ceño junto a ellas tratando de comprender que lo mismo, no quieren contarnos su secreto.

Presente en ARCO desde 2013, Juan Genovés nos vuelve a acercar la delicadeza de su trabajo en dos dimensiones, que sin embargo, camina por todo el lienzo.

La delicada galería Elvira González reúne telas de gran tamaño de Barceló (350.000 euros), de Basquiat (2,5 millones) y esculturas de Calder, y Olafur Eliasson, que os mostramos a continuación, apuestan por los internacionales, con obras exquisitas, eternas.

Mirar, mirar por mirar, mirar y asustarnos, mirar y admirar, mirar y comprar, podemos resucitar una obra tantas veces como miremos, pero como dijo Einstein en una ocasión : ‘La belleza no mira, solo es mirada’
Echamos la llave a esta sala de las maravillas. Gracias y hasta pronto