(c) M. Pilar Pinchart. 2006/2019.
Entre 2005 y 2006 buscando temas para mi tesis doctoral, dos sujetos ocuparon mi cabeza: La sombra y el paisaje, este último visto desde el viaje, luego de leer la tesis doctoral de quien fuera luego mi primer director de tesis Luis Moreno Mansilla “Apuntes de un viaje al interior del tiempo”. No es fácil encontrar un sujeto de investigación, porque se convierte –o en eso se convirtió con Luis- en un ejercicio de auto análisis para encontrar aquello que cómo arquitecto te fascina y estás dispuesta a dedicarle mucho tiempo de tu vida.
Los arquitectos somos muchos arquitectos a medida que vamos viviendo. Así nuestra comprensión de la arquitectura va variando con el tiempo y que incluso tiene que ver con el propio cuerpo, siendo muy radical en la juventud, de estudiantes, donde todo es posible, enigmático, conceptual, desconcertante y con más energía que otra cosa; De gran ambición e incluso ansiedad en los 30, cuando empezamos a controlar algo de conocimiento técnico, tenemos una cierta consciencia de nuestro talento y queremos demostrar; Y más flexible, amplia y tranquila después de los 45, cuando la vida pesa más que el hormigón, y todo se transforma, para bien y beneficio de nuestros clientes.

Las principales piedras de tope que encontré al hablar sobre la sombra, en términos generales con otros arquitectos son dos lugares comunes profundamente arraigados, que fijaron el objetivo de ese fallido proyecto de tesis doctoral que por entonces me ayudó a fijar Juan Herreros: desmontarlos, y a través de ello, demostrar lo queda de antiguo en la concepción de la sombra en arquitectura (en la atribución de sus características) v/s el estudio “objetivo” sobre lo que la sombra es.
El primero de ellos es la confusión del concepto de sombra con el de penumbra o de oscuridad. (Como queda de manifiesto en el libro Elogio de la sombra de Tanisaki, que quizás debería llamarse más acertadamente “elogio de la penumbra”), cuando los arquitectos pensamos en la sombra en realidad hablamos del “espacio virtual” construido por los planos de sombra esto es: La penumbra.
Lo que contribuye a uno de los principales lugares comunes, sombra = masa
¿Por qué la sombra nos lleva a pensar en términos de masa, acaso una gota de agua transparente no arroja sombra? ¿Existe realmente arquitectura que en si misma, sea inmaterial? Sin embargo la sombra es inmaterial. La sombra carece por completo de masa o de cualidades físicas, aunque sin embargo posee estructura.

Como desmitificar el mito: Mies van der Rohe, y su relación con la sombra, específicamente el rascacielos en EEUU, así como el museo de Berlín. La construcción de radicales planos – sombra como principal elemento desmaterializador v/s el arraigo del concepto: vidrio = transparencia = levedad.

-El segundo de estos lugares comunes es, la superstición.
Con superstición me refiero a todo tipo de primitivas atribuciones simbólicas o mejor dicho, vestigios de imágenes arquetípicas arraigadas y que vienen de antiguo, ninguna de ellas con valor científico, geométrico o puramente formal o relativo a relaciones del edificio puramente, con su suelo o entre los elementos que lo componen. Si no una atribución innumerable de condiciones poéticas, místicas, o misteriosas, volviendo nuevamente sobre el primer concepto: sombra = penumbra, oscuridad.

Escribir una tesis sobre la sombra en arquitectura equivale a la historia de un descubrimiento: el descubrimiento de la sombra.
La arquitectura ha descubierto el claroscuro, la penumbra, el contraluz, pero no la sombra. Y ha escrito poco o nada sobre el tema, relegándolo al plano de la representación y el dibujo.

Así sobre la sombra, encontramos un numero pequeño de textos relativos a la historia de la representación específicamente sobre la pintura y la perspectiva, cuyos referentes son característicos y tienden a ser los mismos: la alegoría de la caverna de Platón, el mito del origen de la pintura descrito por Plinio, y el mito de narciso que trata tanto de la sombra como del reflejo, narrado por Ovidio en la Metamorfosis.
Sobre la sombra en si, encontramos textos en el ámbito de la física, especialmente en astronomía, así como una relación fundamental con el origen de la representación cartográfica y por lo tanto ortográfica – planimétrica.

Textos específicamente escritos sobre la sombra por arquitectos, encontramos un breve texto de Marcel Breuer llamado Sol y Sombra, alguna referencia a San agustín en Mies Van der Rohe, los estudios de Le Corbusier sobre los brise solei, especialmente en el proyecto para una torre en Tánger, así como el libro torre d’ombra -Torre de Sombra de Francesco Venezia dedicado a este pequeño edificio homónimo sin programa de Le Corbusier en Chandighar, y una pequeña referencia a la sombra en Alvaro Siza, en una entrevista en uno de los monográficos dedicados al maestro portugués por la revista el croquis.
Todo lo demás se refiere a la penumbra, como un fenómeno de graduaciones lumínicas con componentes simbólicos, esto es netamente interior.
La sombra es ambas interior y exterior, la sombra determina el perfil de las ciudades.

Una historia de la sombra en arquitectura, del lenguaje de la sombra, debe comenzar con la descripción del concepto, una definición de sombra.
¿Qué es la sombra?
Una comprensión de la sombra como un material inmaterial bidimensional que dibuja al edificio más allá de sus propios limites, como una condición ineludible.
Nada material carece de sombra.
La arquitectura es un hecho material.
¿Qué concebimos como sombra?
Si la sombra es un lenguaje ¿cuál es su lenguaje?, Que es lo que nos dice ¿de qué nos habla?
Iñaki Ábalos en una clase de doctorado en la ETSAM, -maratónica debo decirlo- “El atlas pintoresco” nos enseñó que no se puede hacer una tesis doctoral (al menos una buena) sobre un tema del que hay poco material; En este caso es poco o nada, en el ámbito de la arquitectura, si en el arte, la filosofía y la literatura, cosa que 13 años después de la escritura del texto que aquí público y buscaba resumir una posible tesis, sigue igual, y me sigue produciendo la misma curiosidad: Siendo que trabajamos con la sombra, la producimos, vivimos prisioneros de la sentencia lecorbusieriana “la arquitectura es el arte de los volúmenes bajo el sol” –o algo así- ignoramos que ese solo hecho construye una sombra, que además no es fija. La sombra en arquitectura sigue en penumbras. Siguiendo esa sentencia de Abalos, abandoné este tema, irónicamente, abordé mi tesis –posteriormente- desde un aspecto sobre el cual tampoco había mucho escrito, o al menos mucho que representara una postura como la que me interesaba escribir, pero seguí. Ahora, con el paso del tiempo, y los cambios en mi como arquitecto, que me han devuelto al lugar del que nunca debí salir –el proyecto que se construye, el proyecto tangible- aparece esta serie de textos, que espero compartir con ustedes a lo largo de estas próximas semanas.
Ahora vivo en Chile, han pasado 13 años desde este texto sin publicar -abrí mi disco externo y encontré 2800 textos -o borradores de textos sin terminar o sin publicar, tranquilidad, no hay tiempo para subirlos todos- con la primavera adelantada y un sol que se prevé intenso, quizás sea el momento perfecto, para poner atención en la sombra, antes que vuelva el invierno, y con él la penumbra, que se lleva la sombra a otros lugares, y volver, a otros tiempos.
Pilar.