Arquitectura, Rascacielos Y Sedición: Ivan Leonidov, Narkomtiazhprom, 1934 (Comisariado Popular para la Industria Pesada, Moscú) P.1

(c) M. Pilar Pinchart

Fig. 1 Mies. FriedrichStrasse

Leonidov debuta en 1927 -entre el proyecto del Rascacielos de Cristal para la Fredrichstrasse de 1921 (Fig.1) y la Torre para Alexanderplatz de 1928 de Mies van der Rohe- con su proyecto de titulación, el Instituto Lenin, conformado por un rascacielos, un pabellón y una esfera,  cuyo conjunto anticipa el desarrollo de las estructuras tensadas (Fig.2). Mies y Leonidov confluyen en extremar las posibilidades ofrecidas por las nuevas técnicas de construcción en hormigón, el vidrio, y las estructuras de marco metálico para edificación en altura -aun no probadas en Europa- ausencia total de ornamento y siluetas en base a prismas y geometrías puras. En su proyecto para el Instituto Lenin, Leonidov va más allá en las posibilidades del edificio, al considerar las fachadas como soporte para proyecciones de cine, visionando los edificios como emisores de medios de comunicación (principalmente la radio para lo cual su gran altura serviría de antena). Con sólo 24 años presenta un proyecto que representará, una ruptura radical con el pasado extremando incluso la presentación del proyecto (Fig.3), una declaración visual que sintetiza los principios arquitectónicos que venían formulando suprematistas y constructivistas.

Fig.2. Leonidov, Instituto Lenin.
Fig. 3 Leonidov, Instituto Lenin. Planta.

En 1928 el estudio para un rascacielos de vidrio para Alexanderplatz de Mies van der Rohe (Fig.4), extrema el uso del cristal comprendiendo el rascacielos como un nuevo sistema, que se convertirá en estándar medio siglo después. Sus dibujos dicen que el edificio puede a partir de ahora, liberar su planta, captar luz natural, y liberar su fachada de la estructura, también, que al quitar el lenguaje estilístico se construye un nuevo lenguaje y que las posibilidades técnicas no ofrecen ya límites al rascacielos, permitiendo pensar nuevas formas, alturas infinitas, diseños nunca vistos: la técnica permite proponer cualquier cosa.

Fig.4. Mies, Rascacielos de Vidrio.

En sincronía con esto  Leonidov, quien venía siendo presa de la crítica en revistas y prensa, desde que su arquitectura fuera denominada “Leonidovismo” en 1929, presenta a concurso en 1934, un proyecto que evidencia casi todos los problemas de la época, exponiendo despiadadamente la condición política de la arquitectura rusa del periodo: el edificio para los Cuarteles Centrales del Comisariado de la Industria Pesada –Narkomtiazhprom- de Moscú (Fig.5), el cual desde el punto de vista de la planificación urbana, fue el concurso más importante de los años 1930, situando a la arquitectura como herramienta política y al arquitecto como un agitador de masas y dónde el proyecto de Leonidov produciría reacciones extremas.

Fig.5 Leonidov, Comisariado de la Industria Pesada, (Narkomtiazhprom) maqueta del conjunto, presentada a concurso, donde se lee el conjunto de cuatro torres de gran altura, pabellones y zócalo.

El programa del concurso requería la construcción de un inmenso edificio en el eje este de la Plaza Roja, y la reconstrucción del espacio circundante involucrando buena parte del área central de Moscú. Este concurso -como publicara la revista Arkhitektura SSSR- forzaba a los arquitectos a “involucrarse con elementos de nuestra herencia cultural, cuya importancia es absolutamente excepcional desde el punto de estético e histórico” [i]. En este concurso por invitación, participaron los hermanos Vesnin, Mosei Ginzburg con Salomón Lisagor, Konstantin Melnikov (Figs. 6-7-8), entre otras figuras del momento[ii], y tanto el proyecto como la memoria explicativa de Leonidov fueron publicadas en Octubre de 1934 en dicha revista, precedido de una editorial escrita por Lissitzky titulada “El Foro socialista de Moscú”.[iii]

Fig.6 Comisariado de la Industria Pesada. Versión de Vesnin

Fig.7 Comisariado de la Industria. Versión Formin.

Fig.8. Comisariado de la Industria. Versión de Melnikov

La polémica por el proyecto de Leonidov, produce un intenso juicio mediático por eruditos, críticos, historiadores y arquitectos que acabaron en una resolución académica y política sobre el Leonidovismo y valieron a Leonidov su retirada docente inmediata, además de una sanción a la Vkhutemas y su sistema de enseñanza de la arquitectura, así como la determinación definitiva de la forma como propaganda, y la inclusión del “proletariado” como evaluador autorizado del fallo del concurso,[iv] comprobando que la forma es una función social. Al mismo tiempo que se desacreditaba la arquitectura de Leonidov, el impacto mediático de su edificio y el debate público más allá del resultado arquitectónico, solo puede considerarse un éxito rotundo de la arquitectura como agitadora de masas.

Esta concepción ideológica de la arquitectura se evidencia en el siglo XIX, cuando cada edificio tiene adosado un estilo como una etiqueta o un eslogan. Por entonces, el arquitecto era principalmente un asesor de estilos históricos para el diseño final, validando un programa resuelto –especialmente en Inglaterra- por ingenieros[v]. La línea formal según su función pública indicaba el programa del edificio: demostrando la comunicación  política de la forma[vi], cuestión asumida por los primeros constructivistas  como  mensaje social de “la construcción de una nueva sociedad, con una nueva estructura” y extremada en el proyecto “agitador” de Leonidov para el Narkomtiazhprom.

Desde 1929 Leonidov es criticado políticamente; entre 1927 y 1934 se redactan veinte documentos cuestionando desde las posibilidades reales de ejecución técnica de sus proyectos hasta la totalidad del constructivismo, testimonio del complejo momento de la arquitectura consolidada la Revolución. La arquitectura es cuestión de estado, involucra la capacidad de penetración sicológica del mensaje sobre la construcción de un nuevo estadio social, intuido en el primer momento de la revolución y el Plan de Propaganda Monumental. Una acción de formación de opinión pública nunca antes vista. Cada gesto arquitectónico adquiere un nivel de consciencia por parte del “estado”’ y las “masas trabajadoras”, que nunca más será abandonada, constituyendo la base del concepto de “edificio singular”, independientemente de los agentes involucrados.

En 1927 su nota máxima en su proyecto de titulación, valen a Leonidov una plaza como aspirante a docente en la escuela Vkhutemas y un viaje de estudios al extranjero. El proyecto expuesto en la Primera Exposición de Arquitectura Moderna de Vkhutemas en 1927 es ampliamente difundido en medios propagandísticos y de arquitectura[vii]. Innovador y radical, rompe con estructuras formales previas e incorpora los nuevos medios audiovisuales de la época junto al desafío de nuevas técnicas estructurales, fusionando arquitectura, ingeniería y arte y resultando ganador de dicha exposición declarándose que: “Indica claramente una nueva dirección arquitectónica, y es ejecutado con gran capacidad de innovación y comprensión de la situación presente”[viii]; reconociéndole el “gran significado social de estos diseños para nuestra cultura técnica y artística”[ix] y considerando necesaria una actitud positiva hacia el trabajo de Leonidov.

Lenin muere en 1924, Stalin -férreo opositor a Lenin- asume como Secretario General del Partido Comunista en 1922. Luego de pugnas con Trotsky y un acuerdo con la viuda de Lenin, obtiene el control de URSS en 1929 comenzando una era totalitaria que durará hasta 1978. Las ideas constructivistas son cuestionadas al comienzo de ésta y finalmente erradicadas en pos un ‘nuevo clasicismo.’ En 1927 surge un movimiento revisionista renacentista. Calificado como ‘burgués’ por una fracción del partido,  las voces contra la modernidad radical se hacen oír[x], la arquitectura de Vkhutemas y con ello Leonidov son potenciales semillas de sedición.  Ese año, D. Aronovich escribe un artículo llamado “La exposición de Arquitectura Moderna”, calificando a Vkhutemas como un nuevo dogma  que -según él-  rebaja los estándares arquitectónicos debido al desmedido entusiasmo de los estudiantes “por la ingeniería y el funcionalismo tecnológico,” [xi] que no separa la estética de la arquitectura de lo puramente técnico, algo que sería producto de una formación institucional, técnica. Destaca el proyecto de Leonidov como el más talentoso pero imposible de realizar, sirviendo para definir el constructivismo cómo fallido e inviable aún en las manos más talentosas.

La discusión aún es académica y no totalmente ideológica. El ascenso al poder total de Stalin es aún potencial, algo que Lenin intentó frenar ya en 1917. Ginzburg, escribe un artículo llamado Logros y Perspectivas[xii] en la primavera de 1927, esclareciendo por qué estamos ante un hecho arquitectónico extraordinario, una ruptura categórica con técnicas, esquemas, elementos comunes y habituales. El artículo de Ginzburg huele la atmosfera en gestación y junto con reconocer su relevancia, critica los problemas técnicos, subsanables con el desarrollo del proyecto pero inviables económicamente ni en la Unión, ni en Europa, calificándolo de una utopía más económica que técnica. El matiz argumental visibiliza la delicada situación política, dónde cada palabra involucra riesgos y amplificaciones. La era Stalin comienza a palparse, las discusiones van desde lo estrictamente, crítico y académico a declaraciones que acaban con  la visión progresista de  identidad nacionalista de la URSS de Lenin, tornando la arquitectura en arena política. Ginzburg comprende el ataque a Leonidov cómo un escenario que cuestionará toda la modernización de la URSS impulsada por Lenin, dónde las artes y la arquitectura se habían vuelto representativas de un nuevo orden social, y junto con declarar que Leonidov es un hito y una referencia para el futuro, identifica constructivismo y comunismo como unidad indivisible, construyendo el futuro desde el presente.

En 1929, Stalin lidera la Unión Soviética al vencer a Trotsky, acusado de Bolchevique, deportado a Kazajistán, exiliado y asilado político en México desde 1937, y finalmente asesinado en su casa de Coyoacán en 1940. Para 1930, la arquitectura es una práctica peligrosa, la opción estilística representa una postura dentro de una estructura clasificadora. El Leonidovismo encarna para sus detractores una arquitectura “pequeño- burguesa”. El artículo escrito por Mordinov “Leonidovismo y el daño que produce: Luchando contra una ideología extranjera” aparecido en “Arte para las Masas,”[xiii] recalca el carácter subversivo del minimalismo de Leonidov cercano a Mies van der Rohe y la Bauhaus. Pero Leonidov había estudiado arte en San Petersburgo y sus influencias son suprematistas, arte considerado pequeño-burgués durante la transición de Lenin a Stalin.

El estado del terror se traduce en interpretaciones suspicaces que encuentran en la arquitectura, un modelo físico adoctrinador, en un periodo de obras gigantescas y encarnecidos ataques a los elementos capitalistas. En  1932 tuvo lugar la exposición “Estilo Internacional” en el MoMa de Nueva York,  las ideas del movimiento moderno emigran de Europa a Estados Unidos, que se las apropia para la construcción de su propia identidad luego de la Segunda Guerra Mundial. Para separarse completamente del capitalismo, la crítica de arquitectura rusa declara una extrema radicalización del estilo –sin propuesta alternativa – una guerra encarnizada contra el “fenómeno y tendencia arquitectónica ajeno a nuestra clase”[xiv] considerado  dañino y hostil a una masa que denomina “nosotros”.[xv] En esta generalización cabe prácticamente todo, pero es particularmente hostil a lo que denomina ‘funcionalismo.’ Para Mordinov, los Leonidovistas representan el ala formalista del constructivismo, arrastrando consigo a OSA y la Vkhutemas.

La lucha de clases es eslogan y se ha extremado; el constructivismo es cuestionado como arma enemiga, su proclama de “muerte al Arte” es considerada una declaración burguesa, que deja a la clase trabajadora sin el arma del arte. La abstracción formal es considerada neutra, sin  significados reconocibles, un fetiche de la arquitectura, y sus formas consideradas arbitrarias, desarrolladas con leyes independientes sin relación  con la lucha de clases y calificadas como aisladas de todo contenido social y utilitario.

El principal problema de la arquitectura de Leonidov, -que arrastró a toda la arquitectura constructivista- fue su inviabilidad económica, la extrema austeridad de su estética sin ornamento era muy cara de ejecutar con los medios constructivos existentes, no solo en Rusia, sino en Europa, que utilizaba el acero con fines armamentísticos y no para la construcción, valiéndole el calificativo de pequeño-burguesa e ignorante del contexto social y económico del momento. Leonidov –cercano a Mies en más de un aspecto- carece de discurso político y tampoco lo elabora en su defensa siendo víctima de su silencio.

Demagógicamente Mordinov,  confronta la arquitectura de Leonidov (humilde hijo de pastores) con la opinión de los obreros metalúrgicos quienes califican su trabajo de individualista, intelectual pequeño-burgués, utopista, y la afirmación más peligrosa de todas por  su implicación y consecuencia política en el contexto de la represión estalinista: “ser revolucionario solo de palabra”[xvi]. Mordinov  cuestiona la enseñanza de Vkhutemas, acusada a través de Leonidov, de formar individualistas que solo buscan una arquitectura para los arquitectos, innovadora aunque sin fondo social, en lo que se supone una nueva forma de pensar –socialista-. La discusión confronta al proletariado con los pensadores ‘marxistas’ que consideran las propuestas utópicas y ficticias,  producto de un  éxtasis propiciado por la revolución.

Leonidov es un chivo expiatorio, se sanciona toda una serie de ‘invenciones’ como  casas en forma de dirigible, teatros desmontables, la ciudad en el aire y tantos otros ejemplos sucedidos en el breve período entre 1924 a 1929 (sentando sin saberlo la base de todas las futuras arquitecturas radicales europeas), declarando formalmente que “una lucha intensa debe conducirse en dos frentes: contra la invención utópica, y contra el estancamiento utilitario, sus actitudes y su rutina, el fenómeno burgués y pequeño burgués y sus direcciones en arquitectura”. Para lograr “una arquitectura proletaria”[xvii]

Con la era Stalin, el “Leonidovismo” es acusado de extrema izquierda, OSA y Vkhutemas se ven forzadas a una respuesta ambigua ya que necesitan defender su propia institucionalidad, cualificación profesional, formación y enseñanza de la arquitectura. La defensa de Leonidov ambigua,  no pueden dar la espalda a su alumno prodigio, formado profesionalmente al amparo de los hermanos Vesnin en su despacho, pero producto de la resolución de 1930 la academia no lo puede defender abiertamente, y Leonidov se ve forzado a abandonar la enseñanza. Ese año, Nikolai Kuzmin[xviii] publica una encendida defensa de Leonidov en la que aprovecha de expresar las intenciones de OSA, un paso por delante de la noción de influencia formal externa, intenta que el objeto arquitectónico considere la dimensión ideológica desde el comienzo, revisando la arquitectura desde las pirámides hasta las catedrales góticas en cuanto a su capacidad emisora de mensajes masivos y de influencia en la sicología de las masas.

Las discusiones para las que Leonidov sirve de excusa encendieron una mecha que amenazaba las propias bases que la han originado,  refiriéndose en realidad a los distintos grupos arquitectónicos que intentan erigirse como única vía para la construcción social, e imponer sus criterios estéticos en las incesantes obras de construcción sucedidas desde la llegada de Stalin al poder. Los argumentos en la resolución de diciembre 1930 sobre el Leonidovismo son demoledores. El conjunto de la sección IZO (bellas artes) de la Academia Comunista, redacta una resolución leída en una conferencia llamada “La dirección pequeño-burguesa de la Arquitectura” (esto es, Leonidovismo) publicada a comienzos de 1931 en “Arquitectura Soviética,”[xix] presentando varios puntos que podrían haber acabado con Leonidov expatriado, al acusarlo de contradecir radicalmente el método del materialismo dialéctico, crecer en una visión metafísica e idealista del mundo y en un individualismo burgués, situándose en una posición extraña y hostil a la construcción proletaria, considerándolo enemigo de la “clase proletaria” y proclamando que “se debe luchar  por una arquitectura que sea proletaria”[xx].

A comienzos de 1931, Arquitectura Soviética,  del Gremio de Arquitectos para la Construcción del Socialismo  (VANO) publica una resolución sobre el Leonidovismo y el extremismo izquierdista dirigido tanto a este como a OSA[xxi] ahora llamado SASS, obligando a SASS a clarificar su relación con Leonidov, considerando que las peores criticas se refieren a la improbable ejecución de los proyectos, recurriendo al texto de Ginzburg sobre la exposición de Arquitectura Moderna, al tiempo que exponen que “el camarada Leonidov” ha subsanado estas deficiencias, elaborando propuestas técnica y económicamente viables, que representan soluciones innovadoras, producto de la reflexión sobre la nueva cultura socialista, cuyos esquemas organizativos no se corresponden con ningún modelo anterior; y abordan el tema de la nueva “representación”: los sintéticos dibujos blanco-sobre-negro de Leonidov abrirían un nuevo camino, en la presentación de los proyectos de arquitectura sin vuelta atrás (Fig.3). El  momento demandaba asegurarse que cada arquitecto comprendiera la situación política desde el  Marxismo, una especie de reeducación estética en medio de una confusión estilística oficial.

Derivado de M. P. Pinchart, Rascacielos, de Tokio a Babilonia, la arquitectura cómo propaganda. Tesis Doctoral. 2013. ETSA, Madrid. Cap.2. Caso de estudio 3.

[i] Arkhitektura SSSR, 1934 num. 10 p4, en Gozak, Andrei, Leonidov; Ivan Leonidov: The Complete Works, 1988, London, Academy Editions, (Gozak y Leonidov 1988, 105)

[ii] Neuman, Dietrich, Tyranney des schönen, Architektur der Stalin-Zeit, (Sección: Los Proyectores. Los edificios para la administración y la cultura) 1994, Wien, Österreichisches Museum für Angewandte Kunst. (Neuman 1994)

[iii] (Gozak y Leonidov 1988, 1-20)

[iv] Tal como ocurría un año antes con el concurso para el Palacio de los Soviets

[v] Véase Gombrich, E.H., Historia del Arte, ed. 1997. Londres, Phaidon. Cap. 25 “El siglo XIX”

[vi] Véase Montaner, Josep María- Muxi, Zaida, Arquitectura y política, Ensayos para mundos alternativos. Editorial Gustavo Gili. 211. Barcelona

[vii] Véase Cohen, Jean-Louis. Tribunas y Manifiestos, las revistas de vanguardia en Rusia. en AV, Nº 29, Mayo – Junio 1991, 42-48.

[viii]Resolution of a general meeting of the Sector of Architects of Socialist Construction under VANO, n a report about so-called “Leonidovism”, in Soviet Architecture, early 1931’ Publicado en Savetkaia arkitektura [Soviet architecture] 1931 number 1-2, pág. 102. Y reproducido en (Gozak y Leonidov 1988, 98)

[ix]  (Gozak y Leonidov, 1988, 98)

[x] Véase, Groys, Boris. «The Art of Totality» En The Landscape of Stalinism: The art and ideology of soviet space, Evgeny Dovrenko y Eric Naiman (ed), 96-124. Washington: Washington University Press. 2003.

[xi] D. Aronovich, “La exposición de Arquitectura Moderna, en Document 1 Extract from D. Aronovich’s article ‘The exhibition of Modern Architcture’”, en The Building Industry, summer 1927, number 6-7, p. 453, reproducida en (Gozak y Leonidov 1988, 42)

[xii] Logros y Perspectivas, extracto de artículo de  Ginzburg, Mozei, ‘Achievements & Prospects’ en revista SA, otoño, 1927, número 4-5, Pág. 116.

[xiii] Publicado en negrita en Diciembre de 1930

[xiv] (Gozak y Leonidov 1988, 96-97)

[xv] Recomiendo la novela “We” de Yevgeni Zamyatin, anterior a “Un mundo feliz” de Huxley, sobre las tiranías de las sociedades de ideología única, en este caso, marcada por algoritmos matemáticos. https://es.wikipedia.org/wiki/Nosotros_(novela)

[xvi] Óp. Cit., 95.

[xvii] Óp. Cit., 96.

[xviii] Kuzmin, reproducido  en (Gozak y Leonidov 1988, 100-103)

[xix] ‘Resolution of the IZO [fine Arts] section of the L.I.Ia. Institute of the Communist Academy on comrade Mordinov’s lecture on ‘The petit bourgeois direction in architecture’ ie Leonidovism, adopted 20.XII.1930, from Soviet Architecture, 1-2, 1931, pag.18. Reproducida en (Gozak y Leonidov 1988, 95)

[xx] (Gozak y Leonidov 1988, 96-97)

[xxi] Union de Arquitectos contemporáneos, (en ruso: Объединение современных архитекторов, romanización: Obiedineine Sovremennikh Arkhitektorov) vinculada al constructivismo y disuelta por el régimen estalinista en 1932.

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